El sistema alimentario que nutre una ciudad es de una enorme complejidad, pese a que pocas veces somos conscientes cuando nos sentamos en la mesa, sea en casa, en un restaurante o en el comedor escolar. El hecho de que millones de personas coman varias veces al día se toma por supuesto, sin tener consciencia de las dimensiones de la cadena de producción, transformación, almacenamiento y distribución que lo hace posible, el volumen de actividad económica y de empleo que genera o el territorio que abarca, sus impactos ambientales, sus repercusiones sociales o las amenazas existentes para su buen funcionamiento.
La falta de conciencia sobre lo que representa el sistema alimentario local no deja de sorprender si tenemos en cuenta la importancia vital – nunca mejor dicho- de garantizar su buen funcionamiento. Porque, ¿tenemos la seguridad de que nuestro sistema alimentario no podría verse amenazado ante alguna perturbación externa a corto o largo plazo? Tenemos el ejemplo cercano de subida de precios de las hortalizas debida a la falta de existencias en el mercado europeo por un episodio de frío y heladas en todo el continente europeo.
La comida forma parte central en nuestras vidas y es central también en el buen funcionamiento de las ciudades. Los análisis centrados en la comida, cada vez más habituales en los EEUU, Canadá y el norte de Europa, permiten una aproximación sistémica y global al desarrollo local a partir de enfoques innovadores. La comida y su producción, oferta y consumo afectan el consumo de agua, la gestión de los residuos y la huella de carbono. La comida es una parte esencial de la economía: el sector alimentario (producción, distribución, procesado, venta y servicios asociados) tiene un impacto sustancial en el empleo. La comida está íntimamente relacionada también con la cultura y el turismo.
Si planificamos los usos del suelo, planificamos los transportes, planificamos las viviendas y la mayoría de equipamientos, ¿por qué no tenemos una planificación de la comida? ¿Sabemos cuán resiliente es la forma como nos alimentamos? ¿Qué papel juega la alimentación a la hora de garantizar el derecho a la ciudad?
Este es el marco en el que surgen, en cada vez más ciudades del mundo, políticas alimentarias (Food Policies, en el mundo anglosajón) dirigidas a proporcionar un marco de trabajo estratégico que agrupe los diferentes actores involucrados en el sistema alimentario local. Vancouver sería posiblemente la ciudad de referencia al respecto.
Una política alimentaria es “todo programa, proyecto o decisión tomada por un ente gubernamental, una empresa o una organización que afecta la forma en que la comida es producida, procesada, distribuida, adquirida, protegida y desechada”. Esta política opera a nivel global, estatal, regional y local.
Es evidente que las ciudades tienen una capacidad limitada para incidir en todos los ámbitos del sistema alimentario actual, pero también que son las que sufren las principales consecuencias debidas a sus disfunciones: pérdida de suelo productivo y, con ello, incapacidad de producir alimentos y de autoabastecerse, efectos locales de la contaminación debida al transporte y distribución de alimentos, acceso desigual a los alimentos por una falta de control sobre el precio de acceso a los mismos, problemas de salud pública asociados con dietas inadecuadas o de poca calidad, etc.
De este modo, las políticas alimentarias locales se basan en construir la resiliencia y la sostenibilidad social, económica y ecológica de los sistemas alimentarios locales, impulsando la planificación y la interconexión de políticas que se encuentran relacionadas con la alimentación para fomentar un sistema alimentario más sostenible y saludable, que es aquel que:
- Promueve la salud física y mental y la salud pública en general.
- Conserva, protege y regenera los recursos naturales, los paisajes y la biodiversidad.
- Es diverso en tamaño y escala, geografía, cultura y estilos de alimentación.
- Es justo en las condiciones de producción, los términos de comercialización y de acceso.
- Proporciona oportunidades económicas para el territorio y un medio de vida para quien trabaja en él.
- Promueve el conocimiento sobre su funcionamiento y la participación en la toma de decisiones.
- Garantiza el derecho de todo ciudadano a una alimentación sana, saludable, y de proximidad.
Las iniciativas de política alimentaria están cada vez más presentes en nuestro entorno y van desde los huertos comunitarios o las cocinas comunitarias hasta la colecta y distribución de lotes alimentarios a las familias de bajos ingresos, pasando por la compra pública de comida local y sostenible o la promoción de los mercados de productores locales.
Desde un punto de vista más general, las iniciativas de política alimentaria tienen que ver con:
- Sensibilizar sobre el sistema alimentario, formar coaliciones y actuar como un nexo para el análisis y las intervenciones en el sistema alimentario.
- Colaborar con actores del sistema alimentario y otros no tradicionales más allá de la cadena de suministro.
- Identificar problemas y desarrollar propuestas de política pública tanto para los gobiernos como para el resto de actores que incidan en los sistemas alimentarios.
- Desplegar objetivos y métricas comunes.
- Entender las necesidades alimenticias de las personas consumidoras y las cuestiones relacionadas con la salud y el bienestar.
- Entender la evolución de las expectativas sociales sobre cómo la comida es producida y comercializada.
- Crear espacios de debate, planificación e implementación de estrategias alimentarias diseñadas conjuntamente entre todos los actores y agentes que configuran los sistemas alimentarios locales
El Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona ha definido como uno de sus ejes fundamentales, en paralelo con el proceso de actualización del plan actualmente vigente, el impulso de una política alimentaria metropolitana que complemente aquellas políticas que ya se vienen desarrollando con visión estratégica en el ámbito metropolitano de Barcelona dirigidas a atender los elementos esenciales para la vida: aire, agua, energía, vivienda y, en este caso, alimentos.
Oriol Estela – Coordinador General de la Asociación Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona.