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Transmisión empresarial se escribe con T de Trust

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El envejecimiento de la población en Europa provoca que el número de empresas que pueden ser objeto de transmisión no pare de aumentar. Según las estimaciones que se barajan[1], en Europa se transmiten anualmente alrededor de 450.000 empresas, lo que afecta a casi 3 millones de empleos anuales. Sin embargo, se trata de operaciones complejas que a menudo fracasan, no debido a la inviabilidad de la empresa, sino a dificultades en el proceso de transmisión o ineficiencias del sistema. Se calcula que 150.000 empresas se encuentran en este caso, poniendo en peligro como consecuencia 60.000 puestos de trabajo.

Son muchos los factores que influyen para que este proceso se produzca de una forma fluida, (financieros, fiscales, legales, culturales…), y cada uno de ellos necesitara de un tratamiento y de medidas especificas por parte de las administraciones publicas. Pero lo que resulta evidente es que, la  falta de planificación con suficiente antelación de este proceso, tiene como consecuencia por un lado, una repercusión negativa en el valor de transmisión final para las empresa que transmiten y, por otro, la reducción de dinamismo de  la ciudad, que puede suponer un riesgo de  “desertificación” progresiva de la misma.

Mi negocio, mi vida.

“Mi negocio es una parte fundamental de mi vida”, esta es una afirmación habitual entre aquellas personas que durante muchos años, han dedicado mas horas de las que tenía el día a mantener y hacer crecer su empresa. Tras tanto esfuerzo, en un camino plagado de sacrificios y sinsabores, los que consiguieron sacar a flote su proyecto, pueden afirmar con orgullo, que son el principal activo de su negocio, y la garantía de su futuro.

Pero, cuando llega el momento de empezar a pensar en un merecido descanso tras años de trabajo, se plantean quién continuará con “su obra”. Absorbidos como están, por su actividad cotidiana, perciben como complejo este proceso y en la practica son muy pocos los empresarios que abordan de una forma planificada este proceso.

En algunas ocasiones, son los familiares más cercanos los que deciden continuar con su proyecto, y esto, garantiza que los valores y el espíritu que lo impulsó inicialmente va ha seguir impregnando su desarrollo futuro.

En otras ocasiones, una o varias de las personas que han trabajado con ellos a lo largo de la vida de la empresa, deciden dar continuidad a lo que también forma parte de su vida, garantizando de esta forma el proyecto y, por ende, su propia continuidad laboral.

¿Y qué ocurre cuando ninguna de estas dos alternativas es posible? “Pues lo traspasan a un tercero”, es la respuesta inmediata que nos puede venir a la mente. Bastará con que alguien este dispuesto a pagar el precio establecido.

Pero lo cierto es que en la práctica, les resulta imposible finalizar su vinculación con el proyecto con el pago de la cantidad estipulada en un traspaso. Probablemente el futuro de su negocio les preocupe tanto como les preocupó su pasado y ahora su presente.

¿Y a quien le voy a dejar yo mis clientes?

Esta es una pregunta habitual, cuando  la persona responsable del negocio toma conciencia de la necesidad de planificar con el tiempo suficiente un proceso de “transmisión empresarial”. La pregunta, más allá de  la comprensible carga emocional que pone en evidencia la fuerte relación de la persona titular del negocio y aquellas personas con las que compartió mucho más que una relación comercial, denota un esquema en esta “transacción comercial” que invierte los roles que se supone inherente a la misma.

Esto es, es el vendedor quien establecerá los requisitos que debe de cumplir el comprador antes de empezar el proceso de compra, o dicho de otra forma el potencial comprador deberá ganarse la confianza del vendedor para que este acepte depositar en Él, el resultado de tantos años de esfuerzo y el bienestar de sus clientes.

Esta no es una cuestión menor, sino clave en el diseño de cualquier acción de intervención  en el ámbito de la transmisión empresarial por parte de  aquellos agentes que quieran colaborar en el buen fin de la misma, puesto que, sino conseguimos desatascar el proceso en esta fase, el resto de herramientas no tendrán sentido.

Este objetivo de ganarse la confianza de las empresas en el proceso de transmisión, ha de ser compartido por aquellos agentes que quieran colaborar con el mismo a través de sus programas de actuación. Que este colectivo los conozca y los identifique como facilitadores del proceso, permitirá establecer puntos de encuentro ente empresas y personas emprendedoras, que con el tiempo suficiente y las herramientas adecuadas, facilitarán un progresivo acercamiento en aras a conseguir  el clima de confianza necesario.

El ciclo vital personal y empresarial

Una segunda derivada de esta fuerte vinculación entre las personas y sus negocios es la percepción que estas pueden percibir de si mismas en este momento de su vida, la sensación de que su ciclo profesional se esta agotando y con Él, el de su empresa.

Esta identificación entre el ciclo de vida personal y empresarial, a menudo hace que en esta ultima etapa se puedan condicionar decisiones de carácter estratégico para mantener una posición competitiva en su mercado, como la falta de inversiones en favor de mantener un mayor nivel de liquidez o la de no realización de acciones comerciales de adaptación a nuevos segmentos de mercado, fruto de esta visión de “final de etapa”.

Y lo cierto es, que los mensajes que reciben las personas susceptibles de participar en estos procesos, suelen abundar en la idea de la necesidad de planificar la transmisión vinculada a la llegada de la jubilación y no tanto con la de la continuidad y evolución de un negocio que ha de tener vida mas allá de quien lo gestionó hasta ahora. Esto puede generar lógicas resistencias internas en quien hizo de su negocio su vida y ahora se enfrenta al abismo de una “nueva etapa sin el mismo”.

En definitiva, LA CONFIANZA, se configura como el eje, fundamental en la primera fase de un proceso de trasmisión empresarial, y esta a su vez plantea dos diferentes derivadas, la confianza en a quien voy a dejar el resultado de lo que fue mi vida durante tantos años y la confianza en que de el reconocimiento mi papel en la misma mas allá de etapa laboral.

Luis Lupia­ñez — Técnico del Área de Empresas de Inguralde.


 

[1] Business ttransfer Ecosystems and Awareness raising activities. Seinäjoki, 2015.


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