La revista digital New Start, vinculada al Centre for Local Economic Strategies de Manchester, se ha propuesto visitar y analizar durante 2015 y 2016 las once ciudades más importantes del Reino Unido para mapear experiencias y sacar conclusiones sobre cómo se lleva a la práctica una aproximación del desarrollo que proporcione solidez y resiliencia a las economías locales[1]. Las ciudades analizadas hasta el momento son Manchester, Birmingham, Cardiff, Newcastle, Leeds, Sheffield, Liverpool y Bristol.
Precisamente, la ciudad de Bristol emerge cada vez con más fuerza entre los nuevos referentes para las estrategias y políticas de desarrollo local. Desde el punto de vista mediático, lo más destacado ha sido la implantación de su moneda local, el Bristol Pound, y especialmente el hecho de que su alcalde la perciba como parte de su sueldo, sirviendo de inspiración para muchas otras experiencias de monedas locales en todo el mundo. Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que no se trata de una actuación singular o puntual, sino que se enmarca en la generación de un ecosistema de organizaciones y proyectos que han situado a esta ciudad, de cerca de medio millón de habitantes, como laboratorio de innovación en el desarrollo local mediante una amplia variedad de iniciativas interrelacionadas, entre otras:
- Transition Bristol: capítulo local del movimiento de transición hacia una sociedad más ecológica.
- Happy City: experiencia de desarrollo participativo dedicada a proporcionar una nueva medida del desarrollo a escala local y herramientas para avanzar hacia comunidades más felices.
- Real Economy Co-op: iniciativa para la creación de grupos de compra vecinales para la adquisición de productos alimentarios locales.
- Bristol Credit Union: banca ética y focalizada en la financiación de proyectos de la economía local.
- Bristol Prospects: cooperativa de pequeñas empresas en red que presta créditos sin interés mediante un nuevo tipo de moneda.
- Bristol Energy Co-op: cooperativa local de servicios energéticos (gas y electricidad) con el compromiso de reducción progresiva en el uso de carburantes fósiles.
- New Economy Organisers Network: capítulo local de la red británica de activistas por una nueva economía.
- Bristol Community Land Trust: organización dedicada a facilitar la adquisición de terrenos y viviendas para mejorar las condiciones de acceso a la vivienda.
- Hamilton House: centro comunitario que actúa como plataforma para la creación y el aprendizaje común, incluyendo una cocina comunitaria.
- Make Sunday Special: programa municipal de cierre de calles al tráfico durante los domingos de verano para la realización de actividades comunitarias.
- Hartcliffe and Withwood Ventures: organización dedicada a combatir el desempleo en zonas deprimidas.
Más allá de las experiencias concretas, y a partir del análisis realizado hasta el momento en las seis primeras ciudades visitadas, las investigaciones del CLES arrojan algunas lecciones aprendidas al respecto de lo que funciona y lo que no en materia de desarrollo económico local, algunas de las cuales tienen bastante en común con las que en el post anterior nos ofrecía la experiencia estadounidense del desarrollo comunitario:
- El efecto “trickle-down” no funciona o, en otras palabras, el crecimiento económico y la atracción de inversiones per se no generan bienestar para el conjunto de la comunidad, lo cual debería ser tenido en cuenta por las políticas de cohesión que persiguen tales objetivos en regiones deprimidas. En este sentido, se critica el concepto “crecimiento inclusivo”, que es utilizado cada vez más en documentos oficiales para justificar la estrategia basada en el enfoque tradicional.
- La toma de decisiones económicas no es representativa, ya que únicamente toma en cuenta los puntos de vista, en el mejor de los casos, de los grandes interlocutores económicos y sociales, dejando al margen a la comunidad y a las empresas más pequeñas y al trabajo autónomo.
- Existe un desajuste entre las necesidades de las comunidades locales y el modelo económico dominante. Se trata de una conclusión extraída de observar cómo en los talleres participativos realizados resultó imposible alinear las necesidades de la comunidad (empleos sostenibles, mayor distribución de la riqueza, mayor control sobre las decisiones económicas…) con el objetivo oficial de perseguir el crecimiento regional en términos de valor añadido bruto.
- No existe un relato común sobre qué apariencia tiene una “buena” economía local y, por tanto, resulta difícil determinar cómo crearla. CLES destaca la experiencia de la organización RESO en Montreal como un ejemplo de construcción de un relato compartido sobre el “buen desarrollo económico local”, imprescindible para construir un modelo alternativo sólido.
- Los objetivos económicos y sociales raramente se encuentran alineados. Las políticas económicas locales no están conectadas directamente con los esfuerzos por reducir la pobreza o las desigualdades y esto es algo que debería corregirse: cualquier política económica debería tener en cuenta la obtención de impactos sociales positivos.
- Los enfoques alternativos para las economías locales pueden generar gentrificación y mayor marginalización, ya que en ocasiones se dirigen más hacia la clase media (que cuenta con recursos y competencias para desarrollar tales enfoques) que a reducir la pobreza, combatir las desigualdades o la creación de empleo de abajo arriba. Bristol no escapa a esta tendencia.
- Las pequeñas empresas locales crean economías más fuertes y sanas, puesto que contribuyen a una mayor circulación de la renta dentro de la comunidad.
- La economía comunitaria proporciona una alternativa a la forma habitual de crear empleo. Entender las necesidades locales, liberar los recursos disponibles en cada lugar y adoptar un enfoque de abajo arriba son aspectos clave que no atiende la economía convencional.
- Las “instituciones ancla” (administraciones públicas, hospitales, universidades…) se convierten en importantes actores económicos locales cuando localizan su gastos y sus cadenas de aprovisionamiento en la comunidad a la que sirven directamente.
- Existen alternativas. La radiografía de las ciudades británicas ofrece un panorama económico muy similar desde hace mucho tiempo, e incluso ha empeorado en algunos lugares, mientras que las políticas de desarrollo económico local, en sus aspectos esenciales, siguen siendo las mismas. Pero existen agentes y fuerzas de cambio emergentes, como se puede observar en el caso de Bristol, que tienen sus puntos fuertes en factores como los siguientes:
- La gente que dedica su tiempo y competencias para desarrollar nuevas iniciativas;
- La utilización de un enfoque basado en aprender y mejorar mediante la práctica;
- La complicidad de quienes disponen de poder y recursos para apoyar estas iniciativas.
Sin embargo, de las conclusiones (especialmente la número 6) se desprende un doble toque de atención para todos aquellos que estamos en la labor de repensar y transformar el desarrollo económico local:
Primero, no es suficiente con la proliferación de proyectos, por exitosos que resulten, para construir una perspectiva del desarrollo económico local alternativo que resulte eficaz en términos de inclusión y bienestar general; es imprescindible su articulación y acompañarlos de un relato conjunto convincente.
Segundo, que dicha perspectiva debe necesariamente integrarse en la estrategia de desarrollo económico local en una relación equilibrada, acorde con las necesidades y aspiraciones de cada comunidad, con el resto de sus dimensiones.
En cualquier caso, es el momento, sin duda, de aplicar enfoques distintos, y trabajos como el del CLES son una invitación a experimentar, aprender y asumir nuevos retos en la búsqueda común de un mayor bienestar para nuestras comunidades.
[1] Sobre resiliencia en las economías locales escribí en un post anterior en este blog, con una argumentación que posteriormente desarrollé de manera más extensa en un artículo para el monográfico dedicado a resiliencia urbana de la revista Territorio della Ricerca su Insediamenti e Ambiente, de la Università degli Studi de Napoli Federico II.
Oriol Estela — Jefe de la Oficina Técnica de Estrategias para el Desarrollo Económico de Diputación de Barcelona